Octubre 2000 / Juan Carlos Jiménez
Ahogados de información
Mientras los líderes de las empresas de telecomunicaciones y de informática, exponen públicamente todas sus estrategias de negocios orientadas a profundizar sus competencias tecnológicas, casi nadie se ocupa de disernir acerca de los graves problemas que tenemos de "sobre-información".
Y lo paradójico es que el verdadero potencial de negocios de estas industrias depende de que la gente compre más computadoras y hayan más internautas. Pero esto, a su vez, está supeditado a la ahogada capacidad que tenemos las personas de procesar toda la información necesaria para tomar decisiones de compra.
El manejo del volumen de información que se ha generado en internet, entre páginas web y correos electrónicos, se ha convertido en la actualidad en uno de los desafíos más importantes de la capacidad gerencial, personal u organizacional.
Algunas de las características cotidianas de esta cibertragedia:
Buscar y encontrar fácilmente información de calidad
Clasificar y organizar la información, de manera que después podamos volverla a encontrar y usar.
Entender y evaluar rápidamente la información.
Identificar y separar la información útil de la que es una basura.
Tomar decisiones que se sientan apoyadas por buena y suficiente información.¿Acaso no se trata de un nuevo analfaNETismo?
Igual que con el analfabetismo que conocemos, ante la tecnología no es suficiente saber leer y escribir. Es necesario entender la información que consumimos y, aún más difícil, usarla para tomar decisiones.
Mientras los líderes de las empresas de telecomunicaciones y de informática continúan desenfocados en las necesidades reales y auténticamente prácticas de sus mercados, los internautas también tenemos una cuota importante de responsabilidad ante la red, igual que la que tenemos ante el ambiente.
De la misma manera que generamos contaminación ambiental, con un alto precio para la calidad de nuestras vidas, muchas veces producimos basura informativa, con un precio igualmente alto para la calidad de nuestras conexiones y comunicaciones, lo que también origina ansiedad y decepción.
¿Cuánta angustia nos produce recibir publicidad no solicitada en nuestro buzón de correo electrónico o las infames cadenas de mensajes del tipo "hágase rico sin hacer nada"?
Contaminación informativa
Y de la misma forma que contaminamos el correo electrónico de otros y originamos la preocupación de correos por procesar, congestionamos los canales de telecomunicaciones con data e información inútil, lo que trae como consecuencia que en muchos casos tengamos que sobrevivir a conexiones extremadamente lentas.
Así pues, al igual que conducir un automóvil en la vida real, fuera de la red, implica conciencia y responsabilidades con los demás conductores, en la superautopista de la información también tenemos que hacer permanentes consideraciones sobre los derechos de los demás.
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Y para completar el cuadro: los distinguidos profesores de la Universidad de Berkely, Hal Varian y Peter Lyman, en su reciente estudio "How Much Information Report", señalan que el mundo está produciendo cada año, 250 megabytes de información por cada hombre, mujer y niño sobre la tierra. Y esta cantidad de información está creciendo a un promedio de 7.3 millones de páginas diarias.
Creo que casi todo este volumen de información es intrascendente, pero las cifras restantes siguen siendo escalofriantes. Deberíamos tomar más en cuenta esta situación antes de producir un nuevo correo electrónico o una página web, así como la utilidad y la calidad de los mensajes mismos.
COGRAF COMUNICACIONES C.A.
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